Covid-19, con la mesa puesta en el zócalo
TRAS TELÓN
Por: Jorge A. González
Periodista Freelancer
El programa “Independencia Peatonal” propuesto por empresarios restauranteros del centro de la ciudad al ayuntamiento de Veracruz, es una estrategia de reactivación económica perfecta, sí, perfecta si no estuviésemos en medio de una de las pandemias más letal de la historia de la humanidad.
El empresariado restaurantero convenció al alcalde Fernando Yunes Márquez de que era buena idea tomar esta decisión, que seguramente fue unilateral, porque ya nada pasa por el cabildo, que se ha convertido como un elefante blanco.
Se trata de una de las decisiones de lo más irresponsables del munícipe, por varias razones. Debe proteger la salud de las mayorías, no el bolsillo de las minorías. Porque siendo autoridad, si se generan mayores contagios en la ciudad, esa repercusión recaerá sobre su persona, no sobre los restauranteros.
Los empresarios necesitan ingresos, pagar nómina y un montón de impuestos ante la Hacienda Pública, y los comprendo porque no sólo vivo de escribir, pero no los comprendo, porque estamos ante una grave situación de salud que las autoridades federales han tratado de ocultar por todos lados.
Emprender una estrategia a gran escala, al aire libre, donde se vende alcohol, que lleva a las personas a perder sus cabales y el control de sus actos, es imposible pensar que estos consumidores estuviesen pensando en los protocolos de seguridad sanitaria.
Y que quede claro, no hablo de moralidad, ni de adicciones ni de alcoholismo, cada quien tiene la libertad de salir, fumar y beber cuanto quiera, pero mi observación va en la simple reflexión del efecto “estimulante-comportamiento”. ¿Una persona ebria tomaría las normas sanitarias igual que como si estuviese en su juicio?
La reactivación economía de parte de los empresarios en el puerto de Veracruz del ramo restaurantero, bares, cantinas y de todos los giros comerciales, sobre todo del centro histórico, debe ser paulatina y prudente.
Se habla de un estricto control de la distancia y el número de personas a las que se atiende en un espacio, con las medidas que ya conocemos. Ojo, no se trata de no abrir el negocio, no estoy de acuerdo en cerrarlos, pero si seguimos autorizando excesos, vamos a llegar a ese punto.
Bajar cortinas significa afectar a muchas personas porque detrás de un comercio hay muchos empleos, de eso estamos conscientes, pero tampoco se trata de tenerle la mesa puesta al señor COVID-19.
Que nadie se espante que de la noche a la mañana nos cambien en el estado de Veracruz el semáforo epidemiológico de amarillo a rojo, porque Jalisco, Coahuila y Durango ya toman medidas para el repunte del coronavirus, debido al aumento significativos de contagios y fallecidos.
Pretender ir más allá de las restricciones sanitarias básicas (cubre bocas obligatorio, gel antibacterial y sana distancia) es como echarse un clavado en una piscina vacía.
¿Qué podemos esperar si la ciudadanía es omisa a las recomendaciones básicas y si a eso le sumamos que nuestra autoridad promueve la apertura y extensión de las mesas de bares y cantinas?
Y hay que dejar de manifiesto que quienes se refieren a estas nuevas cifras elevadas en algunos estados como “rebrotes”, están equivocados.
Según los epidemiólogos se les debe mencionar como “repuntes”, por una sencilla razón: porque México nunca bajó la curva como para llamarlo rebrote, no hubo un periodo de baja actividad de la enfermedad, al contrario, estamos por llegar a los 90 mil decesos, en cifras oficiales.
Lo preocupante es que un total de 23 actividades culturales en cinco días, están listas para efectuarse, la mayoría en el zócalo de la ciudad, del 29 de octubre al 2 de noviembre. Estos programas artísticos serán una clara invitación, más que a la diversión y a la reactivación económica, a la concentración de masiva de personas.
Porque la gente está desesperada por salir, y bueno, si la autoridad convoca, seguro no hay peligro, habrán de concluir los ciudadanos; mientras que en la mayoría de los municipios de país tendrán cerrados sus panteones para evitar conglomeraciones.
Cerrar el cementerio en estos días es como apagar la vela de nuestra riqueza e identidad cultural en las fechas de Día de Muertos.
El virus en algún momento se irá o se quedará sin hacer tanto daño masivo, pero nuestra tradición a los Fieles Difuntos ahí estará, intacta, se los puedo asegurar.
Lo que no puede trascender sobre la muerte indudablemente, es la vida; no nos la juguemos en un volado autoridades, ciudadanía.
Hasta la próxima.
¡Quédate en casa!
RCK Noticias/Veracruz, Ver.
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