Poder Judicial, la ruina moral: Contrapunto
Desde que Isabel Inés Romero Cruz asumió la presidencia en el Poder Judicial de Veracruz, luego que un minipleno de magistrados decidió destituir a Sofía Martínez Huerta, la crisis de ese órgano se agudizó.
Colocada estratégicamente para recibir órdenes del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y de todos los que la rodean –no tiene poder ni decisión propia-, la mujer ha ido de desatino en desatino, con riesgo de ir a la cárcel.
Por lo menos así parecía al principio, luego de negarse a reponer en sus cargos a los magistrados Marco Lezama Moo y Roberto Dorantes Romero, que tras ser destituidos por Sofía Martínez, ganaron amparos y estos causaron estado. Lo que debió hacer fue devolverles sus cargos, pero obedeció al gobernador, empecinado en retirarlos para llenar el Poder Judicial con gente de Morena.
De hecho, varias personas –sin carrera judicial, experiencia o conocimientos- fueron convertidos en magistrados, entre ellas Ailett García Cayetano, pariente del gobernador, que había fracasado en su intento de ser fiscal anticorrupción en la Fiscalía General del Estado por no ser del agrado del secretario de gobierno, Eric Cisneros.
Posteriormente, encerrada a piedra y lodo en su oficina, Romero Cruz se negó a dialogar con jueces que ya tienen una carrera sólida dentro del Poder Judicial y fue destituyendo a varios, obedeciendo las órdenes del gobernador y funcionarios que colocaron a sus cuates en distintos distritos.
Y encima, obedeció al gobernador cuando éste le ordenó que los magistrados debían bajarse el salario para reducir gastos y disciplinarse, porque el Poder Judicial en 2021 tuvo un raquítico presupuesto de mil 600 millones de pesos. De hecho, para septiembre de ese año ya no había nada en caja y tuvieron que depender del gobierno del estado.
Y encima, en agosto del año pasado, arteramente, envió un memorándum a la oficina de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros, para informarle que por cumplir 70 años, debía dejar su cargo, olvidando que en noviembre de 1997, los diputados la nombraron mediante un decreto, magistrada numeraria con carácter de inamovible.
No sólo eso, también ordenó que policías y personas del Poder Judicial le impidieran el paso para resolver algunos temas. Ordenó al personal de contraloría que vigilaran la mudanza de sus premios y trofeos y no sólo quebraron varios cuadros, sino que se apoderaron de su Premio Nacional al Mérito Judicial.
Encima, ordenó a su personal que no se le pagara la parte proporcional de su aguinaldo y le retiró el seguro Metlife y también el Seguro Social.
Isabel Inés Romero Cruz olvidó que años atrás, tras esconder un amparo que favorecía a un preso y que al ser descubierta se suscitara su despido, acudió a arrodillarse a los pies del entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia, don Julio Patiño y éste, consultó a la magistrada Castañeda Palmeros sobre qué decisión debía tomar. Ella le sugirió que la enviara a algún lugar lejano y esa fue la decisión, para no dejarle sin trabajo pues ella mantenía a su familia, es decir, esposo e hijos.
Próxima a cumplir 70 años y con varios padecimientos encima, Isabel Inés Romero Cruz confía en que los diputados locales de Morena, le darán una dispensa para que continúe en el cargo e inclusive se reelija, sólo que habrá que esperar, pues su salud continúa decayendo.
Con más enemigos que amigos y sin una carrera judicial limpia y digna, Romero Cruz podría afectar aún más el camino del PJEV, pues toma decisiones basadas en las órdenes de sus superiores y no me refiero sólo al gobernador, sino a quienes le rodean.
El ataque contra Castañeda Palmeros ha sido brutal. Es una venganza, así. Creo que lo que más le duele es que jamás será como ella. Con todo y su inmerecido despido, la magistrada Yolanda Cecilia ha sido una mujer que no ha dejado de estudiar. Tiene maestrías y doctorados, una amplia carrera en juzgados y es experta en el tema de los juzgados familiares. Además, ganó el Premio Nacional al Mérito Judicial, el más grande logro que puede recibir un jurista, algo que Isabel Inés Romero Cruz jamás obtendrá, si acaso un “honoris causa patito”.
La maldad que descargó contra compañeros suyos con más conocimientos y experiencia, sólo dejaron muestra de su amargura e inclusive, su personal cercano –por instrucciones suyas- declaró a algunos reporteros que por lo menos a los magistrados varones que esperan ser repuestos en sus cargos, les dio mucho dinero para que se queden en sus casas, sin hacer bulla.
No hay duda que, en los últimos dos años, el Poder Judicial de Veracruz se acorrientó, muchísimo. Se palpa la ruina moral.
¡Quédate en casa!
Miguel Ángel Gómez Ruiz/RCK Noticias/Xalapa, Ver.
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